viernes, 15 de abril de 2011

Lo perdido

Tú conoces, también, el sabor
que lo perdido deja sobre el final
de la memoria.
No es el gusto amargo de la derrota
puesto que no es una derrota,
es parecido al sabor de las lágrimas
cuando se evaporan.
Quizás el dolor de un nuevo recuerdo,
rasgando ese horizonte dudoso
que se llama futuro,
enmascare la exacta sensación
de lo que se siente.
Pero nosotros, ya hemos
empezado a acostumbrarnos.

José Ignacio Besga Zuazola.

domingo, 10 de abril de 2011

todo lo bueno se acaba

Bueno, pues ya es oficial, Marijose Goyache, directora del Taller de Teatro Plaza de la Cruz durante los últimos 31 años, ha decidido que esta ha sido su última obra, su último montaje al frente del mismo. Nos lo comunicó a todos “sus chicos del taller” el día 2 de abril durante la cena de despedida del curso teatral, que ya era un tanto triste de por si, pues los de 2º de bachillerato no continúan (o eso se supone, pues el año que viene ya no siguen en el instituto si no repiten), entre esas personas, como no, estaba yo. Ya presuponía que sería una noche de lágrimas; pues estar durante 3 años en el taller, yendo todos los viernes por la tarde, sábados por la mañana, puentes y festivos, navidades, a ensayar, montar decorados y todo lo que conlleva estar en el taller; que al final acabas pasando más tiempo ahí que en casa, y ya es como tu segunda casa, no es algo que se olvide fácilmente, ni tampoco es algo que no te marque. Cuando, tras la cena, íbamos a dar los regalos a la directora, y a los otros tres ayudantes, por su inestimable ayuda para que la obra saliese adelante hasta la última función, la directora decidió comunicarnos que este año era el último al frente del taller, que el año que viene no iba a seguir. La verdad, hacía tiempo que se rumoreaba eso, que el taller se acababa, pero no dejaban de ser más que rumores. Cuando nos dio la noticia, pues quería que nos enterásemos por ella, por lo que nos dijo que no podíamos decir nada hasta el martes, que era cuando se haría oficial a la dirección del instituto y tampoco quería que se enterasen por otras personas, sino que fuera ella personalmente quien comunicase la decisión; la verdad, me pillo completamente desprevenida, y al caer en la cuenta de lo que estaba diciendo, no pude evitar que las lágrimas cayeran por mi rostro. La verdad es que tras entregar los regalos,  varios discursos, un vídeo que le hicieron a Marijose y la entrega de los carteles yo aún seguí con las lágrimas cayéndome una tras otra sin descanso. No suelo ser de lágrima fácil, pero esa noticia, para mí, fue muy dura de encajar. Creo que nunca antes había llorado con unas lágrimas tan amargas, tan sinceras, tan tristes. La pena es, que todos aquellos ex-teatreros del taller que se iban a estudiar fuera, nos venían a visitar los viernes por la tarde mientras ensayábamos; ahora, ¿que pasará con esas visitas?
Será difícil imaginar el taller sin Marijose al frente como directora, pero porque ella no siga, no quiere decir que el taller se acabe. Hay más de un candidato dispuesto a continuar, pero, de momento, nada oficial. Lo único que espero es que el taller no se acabe aquí, que muchas más personas tengan la posibilidad de formar parte de él, y de descubrir lo maravilloso que es ese mundillo, y todo lo bueno que puedes sacar de ello, todo aquello que aprendes.
Marijose Goyache, esa mujer que tenía una paciencia infinita, que se acordaba de todo, que tenía papeles para todos los que se apuntaban, que se pegaba unos “curros” de trabajo, y todo por el teatro, que, en que fregados se metía (como diría ella) pero si era por el teatro, no pasaba nada; esa persona que siempre estaba disponible y dispuesta a echar una mano, y una buena bronca a tiempo también, que en su propio desorden, sabía donde tenía cada cosa guardada. Esa persona que nos ha enseñado tantas y tantas cosas, que nos ha hecho trajes “a medida”, que ha reciclado otros de años anteriores, pero que ha conseguido que todo esté perfecto para el estreno. Has conseguido como nadie, inculcarme un gusto infinito por el teatro, pues antes apenas lo conocía, y ahora me encanta todo ese mundillo, gracias por descubrírmelo, de verdad.Y ante todo, esa grandísima directora, que me enseñó una frase fundamental en el teatro, que tantas y tantas veces ha repetido, y que se me ha quedado grabada como ninguna otra:
“NO HAY PAPEL PEQUEÑO, SINO ACTOR PEQUEÑO.”
Por todo ello, muchas gracias Marijose.



Qué ganas me dieron anoche
de desenchufar la luna
y salir corriendo a la calle
para quejarme a oscuras.