lunes, 28 de marzo de 2011

Lucía

Hoy mientras volvía en una villavesa (no me quedaba otra), una niña pequeña con su padre han llegado a la parada corriendo, casi la pierden, pero al menos el conductor ha sido amable y les ha abierto la puerta y les ha dejado entrar.
En un par de paradas se han setado ambos, la niña en la ventana y el padre en el pasillo. La niña era rubia, con ojos redondos y marrones, y un par de coletas la mar de graciosas. Era pequeña, sabia andar, pero apenas sabía hablar, lo justo para que se le entendieran algunas palabras. Me miraba con curiosidad, y con todo el salero del mundo comentaba con su padre que habían corrido mucho, que casi pierden el autobús y que por eso no se habían podido despedir de "mami". Ahora ya estaban montados en el autobús, y la niña con un carácter muy gracioso le decía al padre como guardar el ticket de autobús. Como no, me ha empezado a señalar, pues estaba de pie y me veía perfectamente. La verdad, no me he podido resistir, y le he empezado a sacar la lengua, como no, lo ha comentado con su padre; y como no podía ser menos, ha devuelto el golpe: me ha sacado la lengua con un desparpajo muy gracioso. A partir de ahí ha empezado un viaje de muecas y caras, y como no de conversación, a su manera como no, hablando como buenamente sabía, me ha contado que un amigo suyo se había caído en un parque, que iba a ir a cantar con miny (mouse he supuesto), y como no, que se llamaba Lucía. Me ha impresionado como me miraban esos curiosos ojos marrones, no sin esconder una mueca de pillería. También me ha dado "sustos" a los cuales como no, he tenido que poner mi cara de miedo más cómica.Eso si, lo que más gracia me hacía era cada vez que se bajaba alguien del autobús, les despedía con su pequeña mano. Ha sido un viaje divertidísimo, me lo he pasado en grande,  me he reído muchísmo y he sonreído como nunca. En ese momento he pensado: quién pudiera volver a esos años, que felicidad tenía aquella niña en la mirada y en la cara; y una curiosidad inmensa. Niñez, divino tesoro, una etapa de descubrir, de soñar, de curiosear, de divertirse, de aprender tantas cosas. Como no, cuando he llegado a la parada, su padre, que en buena parte de la "conversación" ha hecho de traductor simultáneo, le ha dicho a la niña, Lucía, tu amiga se baja en esta parada, dile adiós. Como no, me ha despedido con su particular "aioooss" y su grácil movimiento de su pequeña mano. Una vez que me he bajado, la villavesa ha continuado, y la niña me seguía mirando por el cristal curiosa cuanto menos, y seguía agitando su mano en señal de despedida.
Al menos hoy no ha sido un aburrido trayecto en villavesa, ha sido algo diferente, y cuando menos, divertido.
Gracias Lucía.

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